La bolsa vacía. 2.Dolor


En esta ocasión hablaré de como un mal manejo incrementa el dolor de una pérdida gestacional pues, como si no bastará con la vida que se ha perdido, hay acciones u omisiones que aportan a agudizar las emociones que surgen ante la muerte de un hijo.

Cuando sufrí mi primera pérdida me anestesiaron por completo para "legrarme" así que solo tengo recuerdos vagos acerca de haber despertado en el quirófano, y de cómo luego me trasladaron a una de tantas camas que se encontraban en una sala muy grande.
Pero lo que sí recuerdo, porque pasé horas en esa sala, es que estas varias camas estaban separadas por unas pequeñas cortinas que, de tan pequeñas, permitían ver al resto de las mujeres que estaban ahí con sus bebés recién nacidos, lactando.

No sé si calificar como lo más doloroso del mundo el ver a otras madres con sus hijos recién nacidos vivos, amamantando; mientras a una le acaban de vaciar el vientre de lo poco que quedaba de una vida que duró apenas unas cuantas horas. Pero en ese momento, y aún ahora, efectivamente se siente como lo más doloroso del mundo.

No sé qué hayan sentido otras mujeres que han pasado por algo así, pero yo sentí desesperación, la necesidad de salir corriendo. Quería que me dieran de alta lo antes posible para irme a casa y poder llorar, quería que dejarán al menos que mi esposo estuviera conmigo para no estar “sola”, porque sin importar que hubiese tanta gente en esa sala yo me sentía completamente sola.



Las parejas de esas mujeres entraban para entregarles la ropa con que habrían de vestirse a sí mismas y a sus hijos, y esas escenas fueron devastadoras; una simplemente no puede ver a una mujer cuidando de su bebé mientras que el propio ya no existe. No se puede ver a otra mujer ejerciendo su rol de madre mientras se está sola en la cama de un hospital, tratando de entender que a una no le traerán a ningún bebé porque el bebé ya no está.
Yo no podía pensar otra cosa que no fuese "¿Por qué yo no?, esto debe ser un castigo."

¡Vaya una manera de comenzar a elaborar el duelo por la muerte de un bebé!

Varias veces durante los años siguientes, incluso sin ser enteramente consciente de que fueron demasiadas, le dije a mi esposo que me dolió ver a todas esas parejas salir del hospital con un bebé en brazos mientras nosotros salimos con los brazos vacíos.

Hoy me doy cuenta del daño que me causó esta experiencia, hoy puedo hacer un recuento y mirar con otra perspectiva, y lo que veo es que sigue doliendo.

Duele la insensibilidad de someter a una mujer con el útero y los brazos vacíos a tener que observar el espectáculo de la celebrada y recién llegada vida.
Duele que no hubiera ni una sola palabra de verdadera compasión y consuelo pues las que hubo fueron solo de lástima.
Duele que no supieran cómo actuar, y que aún hoy día no saben qué hacer en una situación semejante.

Duele porque no hay ni siquiera un seguimiento pues si lo hubiese hoy no tendría los problemas emocionales que padezco relacionados con aquello que viví.
Duele porque no hay tampoco investigación al respecto del impacto que representa una pérdida, y en nuestro país ni siquiera es tema del que se hable así que mucho menos está en la agenda política de nuestro gobierno.

Duele, y mucho.
Y porque duele considero que lo justo es que nadie más viva una experiencia semejante, hay maneras sanas de atender una pérdida y de tratar un duelo, instar a que el doliente minimice la pérdida no es una de ellas.

Exigimos que se establezcan protocolos de atención a pérdidas gestacionales, perinatales y de la primera infancia. Puedes firmar la petición en el siguiente enlace: Protocolos de atención


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