La bolsa vacía. 3.Tristeza


Con respecto a la tristeza que viene con una pérdida gestacional he de decir que, en mi caso, como seguramente pasa con la mayoría, no hubo un seguimiento terapéutico, simplemente me dijeron "esto es normal, no te preocupes, solo era una bolsa vacía..."   y yo, en mi ignorancia acerca del duelo, no sabía que lo más sano era procesar mi dolor por esa pérdida, así que mi duelo se convirtió en patológico y posteriormente me causó una depresión crónica.

Los médicos no me explicaron que un embarazo anembriónico es aquel donde se desarrolla el saco embrionario pero que lo habitual es que, al registrarse un error de tejidos en el óvulo o el espermatozoide, o en la información genética de este nuevo ser, este simplemente muere y sus células son absorbidas por el propio útero, es decir, esta nueva vida no suele pasar de la etapa de cigoto.

Entiendo que esto sucedió hace años y que quizá la ciencia aún no demostraba este hecho, pero tampoco tomaron en cuenta que para mí el haber perdido ese “posible” embarazo era lo mismo que perder un bebé, que mi afectación emocional se podía deber a la perdida de esa ilusión y que igual se debió haber atendido.

Al final no se me brindó, ni se me ofreció siquiera, la correspondiente atención psicológica y emocional que necesitaba. Derivado de esto sufrí por muchos años de trastorno depresivo con síntomas como alteraciones del sueño, ideas pesimistas, llanto espontáneo, episodios de hipocondría, y hasta pasé por una etapa de constantes pensamientos suicidas.

Al haber aceptado lo que los médicos me dijeron me quede en la negación diciéndome a mí misma que “Qué bueno que no había nada porque así no me duele”, y al mismo tiempo preguntándome por qué me sentía tan mal si “no había existido un bebé”.

A causa de esta afectación he debido tomar terapia por mi cuenta y haciendo uso de mis propios recursos durante un acumulado de más de cuatro años.

El legrado también me dejó como secuela una cicatriz intrauterina que puso en riesgo mi segundo embarazo pues me generó un hematoma mientras me encontraba en la semana 21 de gestación. Nadie me dijo que esto podía pasar, ni cuando me hicieron el legrado ni durante mis citas en el Instituto Mexicano del Seguro Social durante mi segundo embarazo.

Recuerdo con tristeza porque en cada momento minimizaron la vida de mi bebé y mi sufrimiento, invalidaron mi dolor con un "No llores"; y uno regularmente piensa que los médicos saben lo que hacen y que si te dicen no llores lo más sano entonces debe ser no llorar.
Pero eso no fue lo más sano.

Me provoca tristeza saber que hay muchas parejas que tienen que pasar por esto sin apoyo pues no tienen los recursos para conseguir ayuda terapéutica profesional externa (ya que le Instituto no la ofrece).

Me provoca tristeza porque, aunque yo al menos he podido atenderme en consultorios privados, considero que no debiera ser así pues es el Estado el responsable de procurar mi salud, y yo no tendría por qué gastar mis recursos en algo que por derecho me corresponde.

Me provoca tristeza porque, aunque el Estado me ofreciera la atención emocional y psicológica que requiero, seguramente esta no sería de calidad pues si así atendieron mi pérdida ¿qué clase de atención emocional puedo esperar del Instituto Mexicano del Seguro Social?
Si siete años después nada había cambiado: en mi segunda pérdida se solicitó inter-consulta a la especialidad de Tanatología, incluso aparece escrito en mi expediente médico...    sobra decir que nadie acudió; y si algo tengo por cierto es que yo necesitaba urgentemente hablar con un(a) especialista en esos momentos.

Me provoca tristeza porque sé que hay acciones que no requieren de mucha inversión y que pueden ayudar a mejorar esa calidad de atención que tanto se necesita: aislar a las madres cuyos bebés fallecen antes, durante, o al poco de nacer, tratarles con mayor sensibilidad y empatía, permitir y favorecer la despedida de sus bebés, entregarles el cuerpo o restos de sus hijos... y muchas más.

No basta con tener acceso a servicios de salud, estos deben ser de calidad e integrales pues la salud no se limita solo a lo físico, de hecho cada vez hay más estudios científicos que demuestran que las afectaciones emocionales alteran la salud física.

Urgimos al Estado a que tome las medidas necesarias para garantizar la salud integral de todos los mexicanos, que se haga el análisis correspondiente a este tema y se propongan e implementen medidas para prevenir, tratar, y dar seguimiento a las pérdidas gestacionales y perinatales.
Puedes firmar la petición en este enlace: Implementación de protocolos de atención a pérdidas gestacionales




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